El desarrollo psicomotriz del bebé en sus primeros dos años de vida marca su postura, coordinación y movilidad para siempre. Nacemos solo con el 25% de nuestra función cerebral, y eso nos confiere una gran capacidad para adaptarnos al medio en el que vivimos, pero también nos hace tremendamente dependientes y muy vulnerables durante las primeras etapas.
En los dos primeros años de vida del bebé es cuando más se desarrolla nuestro cerebro y donde el 90% de este desarrollo se basa en el movimiento, en pasar de una columna que no se sostiene ni aguanta el propio peso a ponernos de pie, andar y correr. Y todo este proceso está muy bien organizado y calculado por el cerebro.
Nacemos sin movimientos voluntarios (lo que le hace a los bebés cerrar el puño cuando le tocamos la palma de la mano son los reflejos primitivos con los que nacemos) y conforme vamos creciendo estos reflejos deben ir desapareciendo para dar lugar a los movimientos voluntarios: girar la cabeza hacia mamá, levantar la vista cuando oímos a alguien conocido, etc. Pero para que nuestros bebés inhiban esos reflejos y desarrollen su espalda hasta ponerse rectos deben seguir un orden, como subir unas escaleras escalón a escalón.
Desde Quirosum insistimos siempre en la importancia del movimiento en el desarrollo, que los bebés estén en un ambiente seguro que les permita moverse. Por eso vamos a explicar a continuación cuáles son las necesidades de cada etapa y qué podemos hacer en casa.
Apego: etapa de 0 a 2 meses
En esta primera etapa las necesidades del bebé son muy básicas: dormir, comer, digerir y hacer caca. Parece fácil, pero para realizar estas tareas el Sistema Nervioso (SN) debe estar en equilibrio. Los bebés no son nerviosos, pero sí pueden tener un sistema nervioso un poco más en alerta de la cuenta dando lugar a muchos síntomas: cólico del lactante, alteración de la succión, llanto inconsolable, estreñimiento, disquecia del lactante (incomodidad o incluso llanto antes de hacer caca), etc.
Es muy importante que reciba ajustes quiroprácticos para que su SN esté en reposo y no en alerta, para devolverle su equilibrio y que estos síntomas disminuyan o desaparezcan. Un bebé debe estar tranquilo, mamar sin dolor, hacer caca sin esfuerzo y, sobre todo, su cuerpo debe estar relajado. Puede parecer una utopía, más en estos meses tan complicados que estamos viviendo, pero es verdad. Lo normal es que los bebés estén bien y si no lo están, hay que analizar qué pasa.
De vital importancia en estos dos primeros meses es el contacto materno. Los bebés no solo crecen por la cantidad de leche que ingieren, sino también por el contacto emocional con la madre. Es una etapa donde madre y bebé se conocen y se van adaptando a la nueva vida. La madre debe poder dedicarse a entender las necesidades de su bebé, sin estar tan pendiente de la casa o de hacer la comida. Cuidar a la madre es cuidar al bebé también.
Este contacto es el comienzo de una relación madre y bebé segura y de confianza. El tacto y el olfato son los sentidos que tiene más desarrollados en estos momentos, así que sentir y oler a su madre es una necesidad fisiológica y la única manera de sentirse seguro. Aquellas madres que desean dar el pecho y tienen problemas, os animamos a que consultéis a profesionales que os puedan ayudar. Hay pediatras, matronas y asesoras de lactancia muy preparados que os harán las vida más fácil.
Una característica de esta época es la forma de la columna. Cuando nacemos está en forma de C, no sostenemos nuestro peso, por lo que la mejor postura es en brazos, tumbado boca arriba y porteo ergonómico para esta edad.
La cabeza la empezamos a controlar a partir de las dos semanas o un mes. Controlar significa moverla voluntariamente, no ponerla tiesa o echarla hacia atrás con fuerza. Estos son movimientos reflejos que nos indican que tenemos tensión en las cervicales que debemos tratar para la correcta formación de nuestra columna.
Otros síntomas que nos indican que el bebé necesita un ajuste de columna es que prefiera un pecho a otro, que mantenga la cabeza girada más hacia un lado que hacia el otro, que ‘le gusten las luces’ (cabeza en extensión), que ponga el cuello recto antes de las dos semanas o que parezca que tiene mucha fuerza en las cervicales. Todo esto puede indicar una musculatura más tensa de lo que debiera. Que un bebé parezca que está fuerte solo indica que su tono muscular está más activado.
Boca arriba: etapa de 2 a 4 meses
Entre los 2 y 4 meses nuestro bebé ya interactúa, sonríe cuando le hablamos y empezamos a entendernos. Ya sostiene bien la cabeza cuando lo tenemos en brazos, empezando a formarse la curvatura del cuello, la lordosis cervical.
Aquí empieza la importancia de crear un ambiente óptimo para el desarrollo del movimiento. Aún pasa más horas en brazos y/o dormido, pero debemos ponerlo en periodos cortos en el suelo boca arriba. El tiempo va según la tolerancia del bebé, debe estar tranquilo y contento, si llora lo cogemos y así todas las veces al día que podamos.
¿Dónde lo ponemos? En el suelo. No nos cansaremos de decirlo, el suelo es el lugar más seguro, desde el que no se cae. No hay que hacerlo ni en la cama ni en el sofá, primero porque en altura es peligroso (de ahí si se puede caer) y segundo porque la superficie ha de ser dura, en superficies blandas no puede desarrollarse igual.
Empieza a ponerse de lado, desde boca arriba hasta darse la vuelta. Esto se produce estando en el suelo, el uso de hamacas o carrito es un tiempo en el que el bebé no recibe estímulo, ya que no puede moverse libremente. Cuanto más tiempo pase en el suelo y menos en dispositivos más se va desarrollando las capacidades de movimiento.
Esto no significa que sea ‘malo’ ponerlo en la hamaca o en el carrito, sino que tenemos que saber que mientras esté ahí disminuye en gran medida su estimulación. Lo que sí es importante es que tanto en la hamaca como en el carrito la espalda del bebé siempre esté tumbada paralela al suelo, no debemos reclinar ni levantar el apoyo, ya que esto hace que su columna soporte mucho más peso del que puede y cambia su referencia de apoyo.
También nos gusta recordaros que la espalda no se desarrolla solo en extensión (hacia atrás), sino en todos los rangos de movimientos, y una espalda fuerte es un abdomen fuerte, un tronco fuerte. Por eso esta etapa boca arriba con las piernas semi-flexionadas es el principio de una espalda resistente.
Boca abajo: etapa de 4 a 6 meses
El bebé debe ponerse boca abajo cuando tenga la fuerza para girarse y hacerlo por sí solo. Es decir, lo dejamos en el suelo boca arriba para que tenga que girarse y fortalezca todo el tronco. Cuando lo hace por sí mismo adquiere la fuerza para estar cómodo boca abajo y descubre una nueva perspectiva del mundo, observa mucho mejor el entorno y va jugando con la columna totalmente arqueada hacia atrás. Si os fijáis es la misma C con la que nace la columna pero al revés, permitiendo que se fortalezca la espalda entera.
Luego comienza a desplazarse dando vueltas (como un reloj) y estira las piernas, señal de que las rodillas aún no se flexionan para dar paso al gateo y tiene que seguir desarrollando habilidades para que este se produzca.
En las últimas décadas hemos pasado de poner al bebé boca abajo desde el nacimiento a las recomendaciones actuales que debe permanecer boca arriba. Esto ha provocado que muchos bebés no desarrollen esta fase correctamente y haya un retraso generalizado del desarrollo. No por la postura, sino porque lo hacemos en espacios donde no se permite el movimiento (cunas, maxi-coxis, hamacas, carritos atados, tronas, etc.). Siempre que esté vigilado por un adulto y la situación lo permita, el bebé debe estar en un espacio de al menos 2×2 metros para poder girarse y moverse. La fuerza y control de la columna comienza activando los rotadores (músculos de ambos lados de la columna) y luego los extensores.
Por eso creemos que parte de la falta de desarrollo de fuerza y movilidad de la columna se debe a la disminución del tiempo en un espacio que permita el libre movimiento, y no al cambio a la postura boca arriba actual.
Gateo-sentado: etapa de 7 a 10 meses
En esta etapa se producen varios hitos del desarrollo como reptar, gatear y empezar a experimentar la verticalidad, sentarse.
El reptar es el pre-gateo, cuando comienza a mover los brazos con las piernas y se genera el patrón cruzado. Es la primera vez que ambos lados de nuestro cerebro aprenden a coordinarse y eso dará lugar a muchas otras funciones de nuestro sistema nervioso que nos serán necesarias tanto para leer o escribir como para la coordinación en nuestra edad adulta.
Cuando hayan hecho muchas veces el giro completo (la croqueta) empiezan a flexionar las piernas dando lugar al gateo completo. Justo en esta etapa, después de haber trabajado la faja abdominal, pasan de la posición de cuatro patas a sentarse.
Una vez se sienta por sí mismo, ya podemos incorporar la sillita del carro para que vayan sentados, aunque siempre que sea posible los bebés deben seguir en el suelo para gatear durante los próximos meses. No debemos sentar a nuestro bebé hasta que se haya sentado por sí mismo/a.
Los que venís a Quirosum sabéis que el gateo es una parte fundamental del desarrollo de la columna, la postura y la coordinación de nuestra biomecánica. Si vuestro bebé no gatea o se desplaza sentado hay que ver qué fase se saltó y volver a fomentarla hasta que lo haga. Nunca un bebé pasa de tumbado a sentado o de pie sin pasar por el gateo de manera natural, su cerebro viene programado para pasar por todas las fases.
Apoyo: etapa de 10 a 16 meses
Al poco tiempo de empezar el gateo empieza a ponerse de pie agarrándose a cosas que se lo permitan a su alrededor. Esto no significa que el bebé esté preparado para andar ni que debamos cogerlo de la mano para alentarlo a hacerlo. Es importante que sea el bebé el que se agarre a un punto que siempre debe ser fijo (muebles, barandilla, pared…) y que este no se mueva (personas, correpasillos, carritos, etc.), porque desplaza el punto de gravedad fuera de su cuerpo y dificulta el desarrollo del equilibrio. Y aún no necesita zapatos.
Ponerse de pie nada tiene que ver con que esté empezando a andar, una cosa es la bipedestación (andar sobre los pies) y otra es la marcha, andar.
En esta etapa es cuando empezamos a probar la postura erguida y vamos corrigiéndola y reposicionándonos con el espacio por primera vez sobre nuestros pies. Esto se lleva a cabo durante meses, alternándolo con el gateo, que sigue siendo la manera de desplazarnos.
Primeros pasos: etapa de más de 16 meses
Un bebé que ha completado todas las fases anteriores comienza a andar por sí mismo y tiene una marcha estable, con las piernas y la espalda recta. Si alguno de estos signos no son correctos debemos analizarlo. Ahora que ya anda, podemos ponerle zapatos.
Hasta los 16 meses es totalmente normal no haber comenzado a andar, una minoría lo hace al año y la media está en 14 meses. Si estamos acostumbrados a verlo antes es porque hemos intervenido, creyendo que le ayudamos, pero haciendo totalmente lo contrario. Poniéndolos a andar aumentamos las alteraciones en la postura, disminuimos su equilibrio y por lo tanto un bebé que empieza a andar cuando no está preparado se cae mucho.
Si queremos que nuestro bebé tenga una columna y un sistema nervioso sano, lo único que tenemos que hacer es proporcionarle un espacio para andar y no intervenir en el proceso. No hay que enseñar a los niños a andar, la mayoría de las alteraciones que vemos a esta edad son creadas por nosotros mismos.
El primer año es cuando más crecemos, cuando más se desarrolla nuestro sistema nervioso y la base de la salud de nuestra estructura para el resto de la vida. No esperemos a que tengan problemas para cuidar de nuestros hijos, llévalo al quiropráctico y ayudémosle a crecer en salud.
Aunque hemos establecido franjas de edades, os recordamos que estas no son nada importantes. Una vez más hacemos hincapié en que no es importante cuándo hace cada cosa, sino que se respeten los ritmos del bebé y no se le ponga en ninguna postura o acción que no pueda hacer por sí mismo, como sentarlo antes de que se siente o ponerlo a andar. Esto sí que puede crear problemas que el bebé no tiene, dejémosle moverse a su ritmo, proporcionando un espacio seguro y abierto.
Quiropráctica y plagiocefalia. Asimetrías o deformaciones craneales en bebés.
/en Centro Quiropráctico Málaga, Niños, SaludQuiropráctica y plagiocefalia.
Las asimetrías o deformaciones craneales es algo que cada vez se tiene más en cuenta y preocupa a los padres. Que nuestro bebé tenga la cabeza “desigual” va mucho más allá de lo meramente estético, afecta a todos los ejes del cráneo y genera una serie de consecuencias en cascada.
El cráneo se compone de 22 huesos (28 si contamos los oídos) y las asimetrías o distorsiones de la cabeza no es la deformación de un solo hueso, sino la relación entre ellos y cómo los ejes de la cabeza cambian afectando a muchas otras cosas como por ejemplo:
Por todas estas razones es importante que el cráneo esté simétrico y equilibrado ya que afecta a la salud en general y no es algo meramente estético.
La plagiocefalia no se forma porque el bebé esté mucho tiempo en una posición, aunque nos digáis qué os dicen esto una y otra vez y los padres vengáis con un sentimiento de culpabilidad enorme. La deformación se forma por el crecimiento asimétrico en un patrón que ya existía desde de la etapa fetal o peri-parto. Es como un árbol que se planta con una pequeña inclinación, cuando crece está se nota mucho más pero no es por lo que ha pasado luego, sino que ha crecido en este patrón inclinado.
Esto no quiere decir que los hábitos de vida no ayuden, y que os recomendamos fomentar la movilidad que tiene el bebé reducida, favoreciendo el estímulo donde la activación muscular es menor, ya que la misma asimetría del cráneo, hace que las cervicales tengan que compensarlos.
Conseguir que el cráneo esté equilibrado es un trabajo muy preciso, para eso hacen falta años de estudio y práctica con técnicas muy suaves que van devolviendo poco a poco la simetría a la vez que va creciendo la cabeza.
Los elementos que se usan para “tratar” la plagiocefalia como los cascos o almohadas anatómicas no van a la raíz del problema, no cambian las torsiones internas, sino que moldean lo de fuera, lo que se ve. En algunos casos recomendamos su uso, pero una vez que se haya tratado las tensiones internas y queden pequeñas asimetrías en los huesos “grandes” si se ha empezado a tratar más tarde de los deseado.
Quiropráctica y plagiocefalia
Mediante ajustes quiroprácticos específicos y adaptados a los bebés, combinados con ejercicios y constancia podemos obtener una mejora o corrección total de las asimetrías internas y externas. Si tu bebé tiene plagiocefalia o asimetrías aunque sean leves en la cabeza, cuanto antes se empiece a tratar, mejor y más temprano se podrán conseguir resultados.
Hay varios periodos de maduración del cráneo del bebé:
0-3 meses: en estos meses el cráneo del bebé es muy plástico.
3-6 meses: durante este periodo el cráneo sigue manteniendo su plasticidad.
6-12 meses: el cráneo tiene menos movilidad pero aún se pueden conseguir resultados.
12-18 meses: los resultados serán más limitados.
+18 meses: a partir del año y medio del bebé casi no hay margen de mejora de la asimetría o deformación, aunque podemos tratar más consecuencias en el resto de la estructura y mejorar el equilibrio en el resto del cuerpo.
Desde Quirosum llevamos más de 16 años especializados en el cráneo infantil, en su estudio y tratamiento de las diferentes deformaciones y asimetrías. Nos hemos especializado y formado con los mejores expertos en la materia tanto de Europa como de Estados Unidos.
Como dice la OMS, la quiropráctica se ocupa del diagnóstico, tratamiento y prevención de las alteraciones del sistema músculo-esquelético, y de los efectos que producen estos desórdenes en la función del sistema nervioso y en la salud en general. Estas alteraciones pueden aparecer desde los primeros meses de vida de la persona, por eso todo el equipo de Quirosum tiene un compromiso activo no solo con mejorar la salud de las personas desde el nacimiento, sino que también nos sentimos con la responsabilidad de educar en la importancia de crecer en equilibrio.
Si quieres pedir cita o asistir a alguna de nuestras charlas gratuitas no dudes en contactar con nosotros. ¡Te esperamos!
Quiropráctica durante el embarazo
/en Centro Quiropráctico Málaga, embazado, quiropráctica, SaludQuiropráctica durante el embarazo: alivia los síntomas frecuentes y disfruta de tu etapa gestacional
Dificultad al respirar, pérdidas de orina, estreñimiento, ardores, lumbago… ¿Te suena todo esto? Son algunos de los síntomas más frecuentes en el embarazo, pero desde Quirosum queremos que comprendas que esto no significa que sean síntomas normales en el embarazo. Entre tener alguna patología y vivir un embarazo en equilibrio y bienestar hay mucho margen. Si tu embarazo va bien, pero hay cosas que te incomodan o muestran desequilibrios, se pueden mejorar. Son muchos los beneficios de la quiropráctica durante el embarazo y te los vamos a explicar a continuación.
El embarazo es un proceso impresionante y único para nuestro cuerpo. Se producen cambios en todos los sistemas y eso requiere que todos estén trabajando en óptimas condiciones para poder adaptarse. Muchos de los síntomas son reflejo de una incapacidad de nuestro cuerpo para poder adaptarse al 100%.
Tenemos la suerte de vivir en un país donde recibimos la mejor atención médica a día de hoy ante cualquier problema, tanto para detectarlo como para tratarlo, pero a la vez nos encontramos sin mucha información ante los problemas no patológicos, que pueden disminuir el bienestar de la madre y del bebé.
Durante el embarazo necesitamos que todo nuestro cuerpo trabaje al 100%. Por ejemplo, nuestro sistema cardiovascular aumenta el volumen de sangre y hasta el tamaño del corazón. Hay estudios que demuestran que un embarazo y un parto son más exigentes para este sistema que correr una maratón, con la diferencia de que para correr nos preparamos y entrenamos.
Si no tenemos un sistema cardiovascular sano, a veces sentimos que estamos fatigadas y no llegamos. Por eso cada vez más profesionales recomendamos hacer deporte antes y durante el embarazo. Cuando nos preparamos, nuestro cuerpo se adapta mejor.
Nuestro metabolismo también necesita mejor rendimiento, por eso cada vez se hace más hincapié en la importancia de la alimentación durante el embarazo. Si siempre es necesario comer sano, en el embarazo se van a ‘notar’ más los malos hábitos.
El metabolismo del azúcar es un ejemplo. Tener diabetes gestacional es uno de los principales factores de riesgo para tener diabetes en el futuro, lo que muestra que si tenemos el nivel de azúcar alto durante el embarazo, nuestro páncreas no estaba trabajando al 100% antes. Y si no cambiamos nuestros hábitos incluso después del embarazo es probable que en unos años tengamos este problema.
Esto lo podríamos aplicar a casi todos los sistemas de nuestro cuerpo. Por eso decimos que el embarazo es una ventanita a la vejez, es una oportunidad que tenemos las mujeres de ver qué tenemos que cuidar en nuestro cuerpo para estar sanas en el futuro.
La espalda es otro gran ejemplo. En el periodo gestacional se producen muchos cambios que una espalda rígida no puede asumir, haciendo que aparezcan molestias y desequilibrios.
Si nuestra pelvis no está en equilibrio, el útero estará en tensión, generando un desequilibrio en las presiones uterinas que tanto los ligamentos uterinos como el diafragma y el suelo pélvico tendrán que compensar. Ahí es donde aparecen los síntomas más comunes del embarazo:
Y muchos más.
Uno de los principales beneficios de la quiropráctica durante el embarazo es que permite devolver a la columna esa movilidad y equilibrio de las siguientes maneras:
Nuestro objetivo desde Quirosum es que dejemos de decirles a las embarazadas que es normal que tengan dolores, que es normal que tengan ardores y que no hay nada que puedan hacer para disfrutar de su embarazo.
Si conoces a alguna embarazada, compártele esta información y dale la oportunidad de sentir la época más especial de su vida como algo positivo. Si quieres consultarnos o pedir cita puedes contactarnos a través de este link.
Si tengo mal la espalda, ¿por qué me miras la boca? La mordida afecta a la postura
/en columna, quiropráctica, Salud, Sin categoríaLa mordida afecta a la postura
Muchos pacientes que vienen a Quirosum por síntomas y diagnósticos de columna se sorprenden cuando les decimos que su problema principal está en la boca. Es entonces cuando surge la pregunta: ¿por qué me miras la boca si lo que tengo mal es la espalda? Porque la mordida afecta a la postura. A continuación os explicamos la relación entre mordida y columna.
La columna, como ya sabéis, se organiza y funciona según la percepción que tiene nuestro cerebro de nuestro cuerpo. Se basa en muchas cosas, pero principalmente en la propiocepción.
La propiocepción es el mecanismo por el cual nuestro cerebro sabe dónde están todas las partes de nuestro cuerpo sin referencia visual. Cada articulación tiene unos receptores que se llaman mecanorreceptores, que mandan información constante para que nos podamos organizar en el espacio. Esto marca nuestra postura y cómo nos movemos.
Aunque todas las articulaciones tienen mecanorreceptores, algunas tienen mucho más. La columna (sobre todo las cervicales), la mandíbula y los pies son las que predominan sobre todas las demás.
Por eso si tenemos un problema en la mordida, en la manera que contactan nuestros dientes, esto puede hacer que la información que manda nuestra articulación temporo-mandibular (ATM) altere esta percepción de nuestro cerebro, obligando a que nuestra columna y el resto de articulaciones compensen este problema. Cuando esto ocurre pasamos a tener una postura muy alterada y con músculos intentando compensar este desequilibrio.
Los problemas de mordida se ven muy agravados por el bruxismo, esa tensión que nos hace apretar los dientes, requinándolos o no, y que provoca que nuestra ATM trabaje aún más de lo que debiera mandando más estímulo a nuestro sistema nervioso.
El bruxismo puede ser tensional/emocional o también puede estar causado por problemas dentales. Pero está claro que en esta sociedad donde el estrés es nuestro acompañante diario, las tensiones en la boca son mucho más comunes de lo que debieran. Además todo se agrava por la falta de masticación, ya que tendemos a comer alimentos blandos que no nos permiten recibir la estimulación para la que nuestra mandíbula está diseñada.
Según la mordida de cada persona, se puede prever qué musculatura es predominante (sobre todo en las cervicales) y cómo se posiciona la cabeza con respecto a la pelvis. El resultado puede ser que el peso se cargue más sobre la parte anterior o posterior de los pies, con todo lo que este supone en todas las estructuras intermedias, cuello, hombros, columna dorsal y lumbar, caderas, rodillas, etc.
Tener un problema de mordida no es sinónimo de tener la columna mal; de hecho, aún se desconoce por qué afecta a unas personas mucho más que a otras. Por eso hay que saber analizar en qué casos es importante tratarla y en cuáles no, desde el punto de vista que nosotros tenemos, que es devolverle a la columna el equilibrio perdido. Las razones odontológicas las debe evaluar un dentista.
Este es un tema muy complejo que llena congresos y al que hemos dedicado innumerables horas de estudio, pero hemos querido explicarlo de manera que la mayoría de personas lo puedan entender.
Hemos diseñado la siguiente imagen para que podáis apreciar a grosso modo las principales alteraciones que la mordida genera en nuestro cuerpo. Solo hemos analizado un plano, el anterior-posterior, aunque hay muchas más clasificaciones y tipos en otros planos. En la imagen se ven las tres posiciones en las que nuestra mandíbula contacta con nuestro maxilar, o lo que es lo mismo, cómo los dientes de arriba muerden con los de abajo. Y según se posicionen, el resto del cuerpo va a organizarse.
En la clase II que veis en la imagen la carga del peso es anterior a los pies y como resultado de esta postura, es común ver síntomas como dolor cervical tanto alto como bajo, problemas de hombros como dolores o limitación de movimiento, dolores radiculares u hormigueo en las manos, dolores de rodillas, limitación o dolor lumbar…
En la clase III, carga posterior a los pies, también pueden aparecer muchos síntomas: dolor de cabeza, pérdida de movilidad o dolor cervical, dolor lumbar, gran pérdida de movilidad en la pelvis generando diferentes molestias en la zona, dolor en los talones e incluso espolones como resultado de aumento de carga en la parte posterior del cuerpo durante años.
Cada vez somos más los profesionales sanitarios que sabemos que el cuerpo no se puede dividir en partes y que donde se sienten los problemas puede no tener nada que ver con dónde está la causa de los mismos.
En Quirosum tenemos el compromiso de ayudaros con la mejor herramienta que sabemos, la quiropráctica. Pero también somos conscientes de que un trabajo multidisciplinar es fundamental para encontrar el equilibrio que tanto necesitamos.
Etapas del desarrollo psicomotriz del bebé: la importancia de los primeros dos años de vida
/en Centro Quiropráctico Málaga, embazado, Niños, quiropráctica, Salud, Sin categoríaEl desarrollo psicomotriz del bebé en sus primeros dos años de vida marca su postura, coordinación y movilidad para siempre. Nacemos solo con el 25% de nuestra función cerebral, y eso nos confiere una gran capacidad para adaptarnos al medio en el que vivimos, pero también nos hace tremendamente dependientes y muy vulnerables durante las primeras etapas.
En los dos primeros años de vida del bebé es cuando más se desarrolla nuestro cerebro y donde el 90% de este desarrollo se basa en el movimiento, en pasar de una columna que no se sostiene ni aguanta el propio peso a ponernos de pie, andar y correr. Y todo este proceso está muy bien organizado y calculado por el cerebro.
Nacemos sin movimientos voluntarios (lo que le hace a los bebés cerrar el puño cuando le tocamos la palma de la mano son los reflejos primitivos con los que nacemos) y conforme vamos creciendo estos reflejos deben ir desapareciendo para dar lugar a los movimientos voluntarios: girar la cabeza hacia mamá, levantar la vista cuando oímos a alguien conocido, etc. Pero para que nuestros bebés inhiban esos reflejos y desarrollen su espalda hasta ponerse rectos deben seguir un orden, como subir unas escaleras escalón a escalón.
Desde Quirosum insistimos siempre en la importancia del movimiento en el desarrollo, que los bebés estén en un ambiente seguro que les permita moverse. Por eso vamos a explicar a continuación cuáles son las necesidades de cada etapa y qué podemos hacer en casa.
Apego: etapa de 0 a 2 meses
En esta primera etapa las necesidades del bebé son muy básicas: dormir, comer, digerir y hacer caca. Parece fácil, pero para realizar estas tareas el Sistema Nervioso (SN) debe estar en equilibrio. Los bebés no son nerviosos, pero sí pueden tener un sistema nervioso un poco más en alerta de la cuenta dando lugar a muchos síntomas: cólico del lactante, alteración de la succión, llanto inconsolable, estreñimiento, disquecia del lactante (incomodidad o incluso llanto antes de hacer caca), etc.
Es muy importante que reciba ajustes quiroprácticos para que su SN esté en reposo y no en alerta, para devolverle su equilibrio y que estos síntomas disminuyan o desaparezcan. Un bebé debe estar tranquilo, mamar sin dolor, hacer caca sin esfuerzo y, sobre todo, su cuerpo debe estar relajado. Puede parecer una utopía, más en estos meses tan complicados que estamos viviendo, pero es verdad. Lo normal es que los bebés estén bien y si no lo están, hay que analizar qué pasa.
De vital importancia en estos dos primeros meses es el contacto materno. Los bebés no solo crecen por la cantidad de leche que ingieren, sino también por el contacto emocional con la madre. Es una etapa donde madre y bebé se conocen y se van adaptando a la nueva vida. La madre debe poder dedicarse a entender las necesidades de su bebé, sin estar tan pendiente de la casa o de hacer la comida. Cuidar a la madre es cuidar al bebé también.
Este contacto es el comienzo de una relación madre y bebé segura y de confianza. El tacto y el olfato son los sentidos que tiene más desarrollados en estos momentos, así que sentir y oler a su madre es una necesidad fisiológica y la única manera de sentirse seguro. Aquellas madres que desean dar el pecho y tienen problemas, os animamos a que consultéis a profesionales que os puedan ayudar. Hay pediatras, matronas y asesoras de lactancia muy preparados que os harán las vida más fácil.
Una característica de esta época es la forma de la columna. Cuando nacemos está en forma de C, no sostenemos nuestro peso, por lo que la mejor postura es en brazos, tumbado boca arriba y porteo ergonómico para esta edad.
La cabeza la empezamos a controlar a partir de las dos semanas o un mes. Controlar significa moverla voluntariamente, no ponerla tiesa o echarla hacia atrás con fuerza. Estos son movimientos reflejos que nos indican que tenemos tensión en las cervicales que debemos tratar para la correcta formación de nuestra columna.
Otros síntomas que nos indican que el bebé necesita un ajuste de columna es que prefiera un pecho a otro, que mantenga la cabeza girada más hacia un lado que hacia el otro, que ‘le gusten las luces’ (cabeza en extensión), que ponga el cuello recto antes de las dos semanas o que parezca que tiene mucha fuerza en las cervicales. Todo esto puede indicar una musculatura más tensa de lo que debiera. Que un bebé parezca que está fuerte solo indica que su tono muscular está más activado.
Boca arriba: etapa de 2 a 4 meses
Entre los 2 y 4 meses nuestro bebé ya interactúa, sonríe cuando le hablamos y empezamos a entendernos. Ya sostiene bien la cabeza cuando lo tenemos en brazos, empezando a formarse la curvatura del cuello, la lordosis cervical.
Aquí empieza la importancia de crear un ambiente óptimo para el desarrollo del movimiento. Aún pasa más horas en brazos y/o dormido, pero debemos ponerlo en periodos cortos en el suelo boca arriba. El tiempo va según la tolerancia del bebé, debe estar tranquilo y contento, si llora lo cogemos y así todas las veces al día que podamos.
¿Dónde lo ponemos? En el suelo. No nos cansaremos de decirlo, el suelo es el lugar más seguro, desde el que no se cae. No hay que hacerlo ni en la cama ni en el sofá, primero porque en altura es peligroso (de ahí si se puede caer) y segundo porque la superficie ha de ser dura, en superficies blandas no puede desarrollarse igual.
Empieza a ponerse de lado, desde boca arriba hasta darse la vuelta. Esto se produce estando en el suelo, el uso de hamacas o carrito es un tiempo en el que el bebé no recibe estímulo, ya que no puede moverse libremente. Cuanto más tiempo pase en el suelo y menos en dispositivos más se va desarrollando las capacidades de movimiento.
Esto no significa que sea ‘malo’ ponerlo en la hamaca o en el carrito, sino que tenemos que saber que mientras esté ahí disminuye en gran medida su estimulación. Lo que sí es importante es que tanto en la hamaca como en el carrito la espalda del bebé siempre esté tumbada paralela al suelo, no debemos reclinar ni levantar el apoyo, ya que esto hace que su columna soporte mucho más peso del que puede y cambia su referencia de apoyo.
También nos gusta recordaros que la espalda no se desarrolla solo en extensión (hacia atrás), sino en todos los rangos de movimientos, y una espalda fuerte es un abdomen fuerte, un tronco fuerte. Por eso esta etapa boca arriba con las piernas semi-flexionadas es el principio de una espalda resistente.
Boca abajo: etapa de 4 a 6 meses
El bebé debe ponerse boca abajo cuando tenga la fuerza para girarse y hacerlo por sí solo. Es decir, lo dejamos en el suelo boca arriba para que tenga que girarse y fortalezca todo el tronco. Cuando lo hace por sí mismo adquiere la fuerza para estar cómodo boca abajo y descubre una nueva perspectiva del mundo, observa mucho mejor el entorno y va jugando con la columna totalmente arqueada hacia atrás. Si os fijáis es la misma C con la que nace la columna pero al revés, permitiendo que se fortalezca la espalda entera.
Luego comienza a desplazarse dando vueltas (como un reloj) y estira las piernas, señal de que las rodillas aún no se flexionan para dar paso al gateo y tiene que seguir desarrollando habilidades para que este se produzca.
En las últimas décadas hemos pasado de poner al bebé boca abajo desde el nacimiento a las recomendaciones actuales que debe permanecer boca arriba. Esto ha provocado que muchos bebés no desarrollen esta fase correctamente y haya un retraso generalizado del desarrollo. No por la postura, sino porque lo hacemos en espacios donde no se permite el movimiento (cunas, maxi-coxis, hamacas, carritos atados, tronas, etc.). Siempre que esté vigilado por un adulto y la situación lo permita, el bebé debe estar en un espacio de al menos 2×2 metros para poder girarse y moverse. La fuerza y control de la columna comienza activando los rotadores (músculos de ambos lados de la columna) y luego los extensores.
Por eso creemos que parte de la falta de desarrollo de fuerza y movilidad de la columna se debe a la disminución del tiempo en un espacio que permita el libre movimiento, y no al cambio a la postura boca arriba actual.
Gateo-sentado: etapa de 7 a 10 meses
En esta etapa se producen varios hitos del desarrollo como reptar, gatear y empezar a experimentar la verticalidad, sentarse.
El reptar es el pre-gateo, cuando comienza a mover los brazos con las piernas y se genera el patrón cruzado. Es la primera vez que ambos lados de nuestro cerebro aprenden a coordinarse y eso dará lugar a muchas otras funciones de nuestro sistema nervioso que nos serán necesarias tanto para leer o escribir como para la coordinación en nuestra edad adulta.
Cuando hayan hecho muchas veces el giro completo (la croqueta) empiezan a flexionar las piernas dando lugar al gateo completo. Justo en esta etapa, después de haber trabajado la faja abdominal, pasan de la posición de cuatro patas a sentarse.
Una vez se sienta por sí mismo, ya podemos incorporar la sillita del carro para que vayan sentados, aunque siempre que sea posible los bebés deben seguir en el suelo para gatear durante los próximos meses. No debemos sentar a nuestro bebé hasta que se haya sentado por sí mismo/a.
Los que venís a Quirosum sabéis que el gateo es una parte fundamental del desarrollo de la columna, la postura y la coordinación de nuestra biomecánica. Si vuestro bebé no gatea o se desplaza sentado hay que ver qué fase se saltó y volver a fomentarla hasta que lo haga. Nunca un bebé pasa de tumbado a sentado o de pie sin pasar por el gateo de manera natural, su cerebro viene programado para pasar por todas las fases.
Apoyo: etapa de 10 a 16 meses
Al poco tiempo de empezar el gateo empieza a ponerse de pie agarrándose a cosas que se lo permitan a su alrededor. Esto no significa que el bebé esté preparado para andar ni que debamos cogerlo de la mano para alentarlo a hacerlo. Es importante que sea el bebé el que se agarre a un punto que siempre debe ser fijo (muebles, barandilla, pared…) y que este no se mueva (personas, correpasillos, carritos, etc.), porque desplaza el punto de gravedad fuera de su cuerpo y dificulta el desarrollo del equilibrio. Y aún no necesita zapatos.
Ponerse de pie nada tiene que ver con que esté empezando a andar, una cosa es la bipedestación (andar sobre los pies) y otra es la marcha, andar.
En esta etapa es cuando empezamos a probar la postura erguida y vamos corrigiéndola y reposicionándonos con el espacio por primera vez sobre nuestros pies. Esto se lleva a cabo durante meses, alternándolo con el gateo, que sigue siendo la manera de desplazarnos.
Primeros pasos: etapa de más de 16 meses
Un bebé que ha completado todas las fases anteriores comienza a andar por sí mismo y tiene una marcha estable, con las piernas y la espalda recta. Si alguno de estos signos no son correctos debemos analizarlo. Ahora que ya anda, podemos ponerle zapatos.
Hasta los 16 meses es totalmente normal no haber comenzado a andar, una minoría lo hace al año y la media está en 14 meses. Si estamos acostumbrados a verlo antes es porque hemos intervenido, creyendo que le ayudamos, pero haciendo totalmente lo contrario. Poniéndolos a andar aumentamos las alteraciones en la postura, disminuimos su equilibrio y por lo tanto un bebé que empieza a andar cuando no está preparado se cae mucho.
Si queremos que nuestro bebé tenga una columna y un sistema nervioso sano, lo único que tenemos que hacer es proporcionarle un espacio para andar y no intervenir en el proceso. No hay que enseñar a los niños a andar, la mayoría de las alteraciones que vemos a esta edad son creadas por nosotros mismos.
El primer año es cuando más crecemos, cuando más se desarrolla nuestro sistema nervioso y la base de la salud de nuestra estructura para el resto de la vida. No esperemos a que tengan problemas para cuidar de nuestros hijos, llévalo al quiropráctico y ayudémosle a crecer en salud.
Aunque hemos establecido franjas de edades, os recordamos que estas no son nada importantes. Una vez más hacemos hincapié en que no es importante cuándo hace cada cosa, sino que se respeten los ritmos del bebé y no se le ponga en ninguna postura o acción que no pueda hacer por sí mismo, como sentarlo antes de que se siente o ponerlo a andar. Esto sí que puede crear problemas que el bebé no tiene, dejémosle moverse a su ritmo, proporcionando un espacio seguro y abierto.
Dolor de espalda, ya me han dicho lo que tengo, ¿qué significa?
/en Sin categoríaDolor de espalda, ya me han dicho lo que tengo, ¿qué significa?
Los dolores musculoesqueléticos y sobre todo el dolor lumbar son desde hace muchos años unas de las primeras causas de baja laboral en España y también uno de los motivos principales de consultas sanitarias. La medicina ha avanzado mucho, pero los resultados de estas dolencias no han mejorado ni a corto ni a largo plazo, sino todo lo contrario. Con la quiropráctica muchas personas sienten alivio en el dolor de espalda porque no tratamos la zona de dolor, sino la causa del mismo.
¿A qué se debe que el tratamiento y pronóstico del dolor lumbar no hayan avanzado en décadas? Probablemente sea porque no se está mirando el problema como lo que es, un problema global, de múltiples causas y muy distintas variaciones. Desde que tenemos acceso a pruebas de imagen muy avanzadas, en las que se puede apreciar la zona de dolor cada vez con más detalle y precisión, lo podemos ver prácticamente todo.
Cuando alguien tiene dolores de espalda se le pide una radiografía y luego una resonancia, esperando que nos den la respuesta a nuestro problema, que suele ser hernia de disco o degeneración (artrosis) pero, si tenemos las técnicas de imagen más avanzadas y podemos evaluar la zona de dolor, ¿por qué no nos sirven para mejorar el tratamiento? ¿Es esto fiable? Los datos demuestran que no, que está muy lejos de ser una herramienta que nos ayude en la mayoría de los pacientes, te explicamos por qué.
Hay decenas de estudios que han demostrado que entre el 40% y el 75% de los pacientes SIN dolor lumbar tienen hernias de disco. Y el 30% tiene más de una. Lo repetimos: al menos la mitad de las personas que no han tenido dolor de espalda (que son menos del 20% de la población) tienen hernias discales. Este dato, que ya es llamativo de por sí, nos dice mucho más, nos dice que cuando buscamos la causa de nuestros problemas y encontramos una hernia discal puede que esta no sea la causa de nuestros dolores, sino un síntoma más de que nuestra columna no esté trabajando correctamente.
Se habla mucho de los discos intervertebrales, pero ¿cómo son? ¿Para qué sirven?
Los discos son unas estructuras con consistencia de gel muy muy resistente. A pesar de que la mayoría tengamos los discos tocados, aún no se ha conseguido (y llevamos décadas intentándolo) crear ningún material que pueda resistir una presión parecida a la que soportan nuestros discos en la columna.
Los discos son un 80-90% de agua, con lo que un cuerpo deshidratado también hace que nuestros discos lo puedan estar. Pero a veces, aunque bebamos mucha agua, nuestros discos están deshidratados y aparecen con un color gris oscuro en la resonancia que nos lo indica.
¿Por qué se deshidratan? Porque los discos no tienen vascularización, es decir, no le llegan ni arterias ni venas que les lleven el agua y demás nutrientes, sino que se ‘hidratan’ por un sistema que se llama imbibición, que es un bombeo intercambiando fluidos por el movimiento. Por lo que si un disco está deshidratado lo primero que nos indica es que esa zona no se mueve bien, está bloqueada.
Un disco que pierde su ‘altura’ y su consistencia no puede realizar su principal función, amortiguar las cargas. Cuando esto se produce durante años se va dañando y al final se produce la primera fase de la hernia discal, la profusión. Si no se cambia nada es cuestión de tiempo que vaya avanzando hasta una hernia más grande llegando a una extrusión discal.
¿Por qué te contamos esto? Si hemos dicho que las hernias son ‘normales’ y que no son la causa principal de los dolores de espalda. Desde Quirosum te lo explicamos. Que la mayoría de la población tenga problemas en los discos no significa que sea normal, sino común. Y tener un disco mal no da igual, nos indica que la columna no está funcionando bien, es decir, es un síntoma más del problema, no la causa de él. Por eso cuando alguien tiene dolores de espalda, no hay que buscar el problema de forma aislada, sino estudiar el funcionamiento de ese cuerpo y ver qué está pasando, qué es lo que nos ha llevado ahí.
Esto es un análisis complejo y con innumerables variables, ya que cada cuerpo es único y se ha compensado de manera única. Es por eso que no podemos encasillar a las personas en diagnósticos. Aunque estos nos ayuden, tenemos que ver el conjunto, verlo como un todo y restablecer su funcionamiento para que su columna recupere su equilibrio.
Esto es lo que hacemos los quiroprácticos. Por eso cuando la gente acude a nuestra consulta porque a X persona que vino le hemos curado su hernia discal, siempre decimos lo mismo: nosotros no curamos las hernias, la quiropráctica elimina las interferencias de nuestro cuerpo para que este recupere su vitalidad y con ellos los dolores suelen desaparecer.
Otra creencia que ha cambiado con las pruebas de imagen es que las hernias de disco se curan. Los estudios muestran que entre el 50-80% del tejido herniado se reabsorbe y eso sin tener en cuenta ningún tratamiento.
Leyendo esto seguro que has pensado en ese familiar o amigo al que le suele doler la espalda: la quiropráctica puede ayudar en los dolores de espalda, pero lo más importante de esta información es que entendamos que ni lo que sale en las pruebas ni el dolor son signos de que empezamos a tener la espalda mal. Estas cosas aparecen después de años de desequilibrio de la columna y por eso debemos cuidarla siempre, desde que nacemos, mucho antes de que los problemas aparezcan. Recuerda que es mucho más fácil mantener la salud que salir de la enfermedad.
Cólico del lactante: qué es, cuáles son las causas y qué podemos hacer
/en Centro Quiropráctico Málaga, embazado, Niños, quiropráctica, SaludCólico lactante: cuáles son las causas y cómo puede ayudar la quiropráctica
El cólico del lactante es probablemente la causa no patológica que más amarga a las familias durante los primeros meses de vida de un bebé. Se calcula que aproximadamente un 20% de los bebés y sus familias lo sufren, pero ¿qué es?, ¿por qué pasa? y ¿cómo puede ayudar la quiropráctica?
El cólico del lactante se define como el episodio de llanto repentino, con rigidez del tronco o de extremidades (hipertonía), de predominio por la tarde-noche e inconsolable, es decir, que aún cogiendo al niño en brazos, no se calma, no se consuela. Esto último es importante porque nos hemos encontrado casos en los que el bebé llora sin consuelo pero se calma al cogerlo y esto es una respuesta absolutamente normal a la necesidad de apego que nada tiene que ver con lo que estamos hablando.
El cólico del lactante suele empezar a los 10-15 días de nacimiento, esto se debe a que durante los primeros días el sistema nervioso del bebé está en letargo, es cuando todo el mundo dice, “mi bebé es Maravilloso, solo come, hace caca y duerme”. A partir de los 15 días tras el nacimiento, es cuando el sistema nervioso del recién nacido comienza a modular su estado (de alerta o reposo) dando lugar a distintos síntomas.
El cólico del lactante es la principal razón de llamada de urgencia a nuestra consulta. Las familias llaman desesperadas porque su pediatra les ha dicho que el bebé está bien, pero no duermen, no descansan y no saben cómo ayudar al niño.
Aunque aún se considera de causa desconocida o se atribuye a la inmadurez digestiva del bebé, para nosotros el cólico del lactante sí tiene una causa predominante: el sistema nervioso del bebé está en estado de alerta.
Como explicamos en el artículo anterior, el sistema nervioso se divide en simpático y parasimpático. Si repasamos los estados de cada sistema, vemos que el estado simpático aumenta el tono muscular (hipertonía), altera la digestión, produce estreñimiento, etc. Por tanto, los bebés con cólicos no son más que bebés que sufren un sistema nervioso que no les deja estar en reposo.
El por qué se produce este estado es desconocido, pero sabemos que hay factores que pueden estar implicados en su aparición:
Al analizar los casos de mayor incidencia, comprobamos que todos ellos coinciden en un mayor estado de estrés/miedo en el entorno familiar, consciente o inconsciente. Hoy en día el proceso del nacimiento y todo lo que conlleva nos genera muchos miedos. Vivimos en una sociedad donde las madres hemos perdido la seguridad de ser capaces de parir y lo delegamos en un sistema médico entrenado para solucionar los problemas. Nuestro YO de mujer desaparece en parte con las renuncias que conlleva el postparto (esto daría para un libro entero) y a su vez la situación psicoemocional del postparto es muy dura.
Por eso la quiropráctica ayuda tanto con el cólico del lactante. Con ajustes quiroprácticos específicos devuelve al bebé a un estado de reposo (parasimpático) donde los síntomas asociados disminuyen o desaparecen. Si no hacemos nada, el cólico ‘desaparecerá’ a los 3 o 4 meses, pero no la causa y, por tanto, se manifestará de otras maneras en diferentes fases de la vida.
¿Qué otras cosas pueden ayudar a mejorar los síntomas del cólico?
Hay pocas cosas que nos generen más satisfacción en nuestro día a día que ayudar a las familias a disfrutar de la llegada de un bebé y, sobre todo, que el bebé se desarrolle en un estado óptimo.
Síndrome cruzado superior e inferior
/en Centro Quiropráctico Málaga, columna, SaludSíndrome cruzado superior e inferior
Como podéis ver en la imagen, tener la cabeza adelantada o echada hacia delante no solo nos afecta al cuello o parte superior de la columna por el aumento de carga, sino que genera una alteración completa de cómo el cerebro percibe nuestro cuerpo, creando un patrón muy conocido por la mayoría aunque nunca os lo hayan explicado.
Este patrón, se llama síndrome cruzado, y da lugar a muchos de los síntomas que tenemos habitualmente.
Así que hoy hemos decidido explicar por qué se produce este síndrome, qué hace nuestro cerebro con esta información, cómo se refleja en todo el cuerpo y qué podemos hacer.
Para ellos debemos explicar que dentro de los grupos musculares no todos tienen la misma forma de trabajar y no consiste en tenerlos fuertes o débiles, sino que el cerebro les de la señal de trabajar para lo que están diseñados. Vamos a explicaros dos principales: los músculos posturales y los músculos fásicos.
Los músculos posturales son los encargados de mantener la forma (postura del cuerpo), son músculos que tienen tendencia a la rigidez para intentar mantener la estructura de nuestro cuerpo lo más estable posible en caso de desequilibrio, por esto cuando estos músculos están tensos (contracturados) esto nos indica que el problema no está ahí, sino que el cerebro le esta mandando la orden de contraerse para “ayudar” a estabilizar.
Los músculos posturales son por ejemplo: trapecio superior, erectores de la espalda, isquiotibiales o aductores del muslo. ¿Os suena tener los trapecios tensos? ¿O lesiones por sobrecarga en los isquitibiales? ¿Tensión en la zona profunda de la espalda y pérdida de flexibilidad? Esto son solo ejemplos pero hay muchos más, por eso las disfunciones en nuestra columna no se pueden trabajar por partes, ni podéis “relajar” un músculo de este grupo trabajando sobre él, sino que tenemos que ver que es lo que está intentando estabilizar, devolver el equilibrio y el mismo cerebro se encargará de mandarle la orden de que se relaje.
El otro grupo del que vamos a hablar son los músculos fásicos, son los encargados de movernos, de mantener una biomecánica “equilibrada”, y su principal función es activarse o inhibirse, es decir por mucho que lo fortalezcas si está inhibido no va a trabajar. Algunos de estos músculos son: abdominales, glúteos, infraespinoso, deltoide, tibial anterior, etc…
¿Cuántas veces nos machacamos trabajando estos músculos y no vemos resultado? Vemos deportistas que trabajan muchísimo esta musculatura y aún así vienen a la consulta y tienen estos músculos débiles, ¿cómo puede ser? Por qué nuestro cerebro ha inhibido esta función, por lo que tenemos que buscar la manera de activarlo y luego fortalecerlo nos ayudará a mantenerlo, pero sin un análisis previo no veremos los resultados esperados ni recuperaremos el equilibrio.
El síndrome cruzado es muy común, debido a nuestro estilo de vida realizamos muchas actividades con la cabeza en flexión y echada hacia delante, y se produce lo que vemos en la imagen, dando lugar a muchísimos síntomas como:
Tensión en la zona de los hombros, dolor cervical, pesadez de cabeza, dolor de cabeza, rigidez de columna, abdomen flácido, múltiples problemas de hombros, tendinistis del supraespinoso, dolor escapular, lesiones haciendo deporte en idquios, tibial anterior, abductores, pubalgias, lumbalgia y un sin fin de problemas.
Pero el síndrome cruzado es solo un ejemplo de lo que pasa en nuestro cuerpo con estos mecanismos y nuestros estilo de vida, pero con lo que hemos explicado anteriormente se generan patrones infinitos de problemas en nuestro cuerpo que debemos analizar.
Por esto es importante que entendamos que el cuerpo trabaja como un todo y por eso hay que verlo así, sino no podemos ver donde están las subluxaciones primarias pudiendo corregir el origen del problema y no intentar quitar síntomas que volverán una y otra vez.
Siempre explicamos que los músculos no tienen vida propia, y forman parten de un sistema que está constantemente buscando el equilibrio, por eso la quiropráctica trabaja con el sistema nervioso, localizando las interferencias y bloqueos para que recuperemos esta estabilidad y sobretodo vivamos en un estado en el tengamos la capacidad de adaptarnos a los estreses que nos vengan.
Text neck o cuello de texto
/en Sin categoríaEl síndrome provocado por el uso excesivo de teléfonos móviles
Text neck o cuello de texto
¿Tienes la costumbre de agachar la cabeza para leer el móvil? Probablemente sí porque esta mala postura durante el uso de dispositivos electrónicos se ha convertido en un mal común que provoca graves consecuencias en nuestra musculatura. Su nombre es text neck o síndrome de cuello de texto, es decir, un dolor del cuello, cabeza y hombros causado por la posición hacia delante y hacia abajo de estas partes de nuestro cuerpo que ejercen una fuerte presión sobre la columna vertebral.
Las principales dolencias que presenta esta patología son cefalea, cervicalgia (dolor de cervicales) y dolor en los hombros. La cabeza de un adulto pesa entre cuatro y cinco kilos, pero al inclinarla unos 60 grados para mirar la pantalla de cualquier dispositivo, le añade una presión de casi 30 kilos a las vértebras cervicales.
Pero el text neck no solo afecta al cuello, como ya sabemos todo está conectado por lo que el desequilibrio se reparte por toda la columna creando disfunciones en todo el cuerpo. Como ilustramos en la imagen, aumenta la cifosis dorsal (también conocida como “chepa”), bloquea el movimiento lumbar, y la parte baja de la espalda e inhibe la activación muscular del abdomen tan importante para la estabilidad. Pero, ¿cómo repercute todo esto en el resto del cuerpo? El cuello de texto puede provocar, por ejemplo, disfunción respiratoria debido al dolor crónico que los pacientes experimentan alrededor del cuello. También el sistema digestivo se ve comprometido debido a esta postura incorrecta del cuerpo. Pueden aparecer problemas de tránsito, molestias gástricas, digestiones pesadas, etc. Además, al inclinarse para poder leer letras pequeñas se pueden producir fatiga visual y otras alteraciones de la visión.
Una de las preocupaciones más recientes son los muchos casos de niños que ya presentan síntomas de este problema. El prematuro acceso a este tipo de tecnologías, su mal uso y/o abuso hace que cada vez sean más los que padecen este tipo de problemas posturales que afectarán a su salud durante el resto de su vida.
Además, la situación en la que nos encontramos actualmente por el coronavirus no ayuda. Las estadísticas ratifican un incremento exponencial en el uso de smartphones durante la cuarentena. Según un análisis de la plataforma de seguridad y bienestar digital para las familias Qustodio, la actividad online de los menores españoles ha aumentado un 180% desde que comenzó el estado de alarma.
Niños y jóvenes ocupan su tiempo con los dispositivos móviles y no solo para relacionarse con amigos o jugar, sino también para hacer las tareas de clase. Por eso es tan importante tomar nota de estos consejos para mejorar la postura con los dispositivos:
Está claro que en la era digital es nuestro cuello el que sufre las consecuencias de una mala posición. La solución es sencilla: levantar la pantalla del teléfono y colocarla a la altura de la cabeza. Así no forzaremos la postura porque levantaremos los ojos y, por tanto, también los hombros y el cuello.
Bebés descalzos: más inteligentes y sobre todo más felices
/en Centro Quiropráctico Málaga, columna, Niños, quiropráctica, Salud, Sin categoríaBebés descalzos: más inteligentes y sobre todo más felices
Las únicas funciones que tienen los zapatos son la higiene en superficies sucias (como la calle) y la protección ante posibles daños y rozaduras. Por lo demás, nuestros pies están diseñados para ir descalzos.
Esto es importante en todas las etapas, pero mucho más en las del desarrollo del pie, donde es necesario que se fortalezcan los músculos del pie con su repercusión en el resto del cuerpo y también que se desarrolle una buena percepción motora y sensorial para el resto de la vida. Los bebés descalzos desarrollan mejor su inteligencia.
“Encontramos que el movimiento físico y el estímulo sensorial del bebé a través de los pies descalzos es factor de aceleración de maduración, del desarrollo propioceptivo y del desarrollo intelectual del niño”, afirma la pediatra Isabel Gentil García, profesora de la Escuela Universitaria de Enfermería, Fisioterapia y Podología de la Universidad Complutense de Madrid, tras realizar un estudio.
Desde el punto de vista del desarrollo neurológico y de la sensibilidad táctil, los pies del recién nacido tienen una sensibilidad mucho más fina que la de la mano hasta los 8-9 meses. Por ello en los primeros meses los pies tienen una función esencial: informar del mundo exterior al bebé, que toca con ellos todo lo que tiene a su alcance, los manipula con sus manos y los lleva a la boca, donde las terminaciones nerviosas sensitivas son mayores.
Esto enriquece no solo yendo descalzo, sino ofreciendo diferentes texturas, materiales y terrenos irregulares, como pueden ser el jardín, la playa, etc. Por eso cuando hablamos de ir descalzos, también nos referimos a usar calcetines lo menos posible, ya que esta percepción sensorial también disminuye con estos.
A partir de los 9 meses el pie de forma gradual pierde este tipo de sensibilidad y se inicia otra más profunda, la sensibilidad propioceptiva, que es la que nos va a ayudando a formar el equilibrio y dará lugar a la postura de andar erguidos. Esto es muy importante para adquirir buenos hábitos posturales, como la pisada, y también para potenciar el desarrollo de su sistema nervioso, cosas que nos acompañarán el resto de nuestra vida.
Puede que ya tengas claro que andar descalzo es necesario y mejor sin calcetines, pero ¿se va a poner malo?, ¿los virus no entran por los pies? La respuesta es rotunda: NO, los bebés no se ponen malos por ir descalzos y los virus no entran por los pies, sino por las vías respiratorias. Sabemos que esto no va a convencer a las abuelas, así que mientras podáis DEJAD A LOS BEBÉS DESCALZOS.
Vértigos, mareos y quiropráctica
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Equilibrio vs desequilibrio
El sentido del equilibrio es uno de los más importantes del cuerpo humano. De forma diaria nos levantamos, movemos, saltamos, caminamos o corremos mirando un punto fijo o en movimiento. Pero, ¿por qué en determinadas situaciones podemos llegar a sentir vértigo o mareo ante un movimiento que no supone un gran esfuerzo?
Para que el cuerpo sea capaz de mantener el equilibrio utiliza tres centros de información principales:
1. El sistema vestibular, relacionado con el oído interno
2. La visión
3. El sistema propioceptivo, es decir, la posición y el movimiento de las partes del cuerpo entre sí. Teniendo gran importancia este sistema en cervicales y boca, concretamente en la articulación temporomandibular (ATM).
Los tres sistemas han de mandar una información que sea coincidente o se producirá un desacuerdo y, como resultado, un desequilibrio. La información que suministra cada uno de ellos se relaciona con la velocidad con la que nos movemos, si estamos parados o si hay algo del entorno que se mueve. Al mismo tiempo el cerebro ha de valorar la posición de nuestro cuerpo y el sitio o punto del espacio en el que nos encontramos. Un ejemplo muy claro es cuando giramos sobre nosotros mismos muy rápido dando vueltas y nos paramos en seco. En el momento de pararnos nuestro sistema vestibular sigue enviando información como si continuáramos en movimiento. Parte de esa información llega a los músculos del ojo, de forma que estos se ven “obligados” a moverse, produciéndose la sensación de que la tierra se mueve aunque nuestro cuerpo diga que está parado.
Vértigos, mareos y cuidados quiroprácticos
Al igual que el sistema vestibular que se encuentra en el oído medio nos puede dar la sensación de vértigo, un problema cervical puede desencadenar problemas oculomotores y con ello sensación de inestabilidad, ya que los receptores articulares de las tres primeras cervicales pueden provocar movimientos de los músculos extraoculares (1) . Imaginemos pues que nuestras cervicales no trabajan bien, ya sea por una mala biomecánica o porque hemos sufrido una lesión cervical (latigazo cervical o whiplash ). En este momento la coordinación entre cervicales y ojos puede verse afectada, de forma que es normal encontrar desequilibrios o mareos (2) . Como hemos comentado anteriormente, la información que manda la cervical y la visión no concuerda con la del sistema vestibular produciéndose un mareo cervicogénico. El diagnóstico de mareo cervicogénico se caracteriza por mareos y desequilibrios asociados con dolor de cuello en pacientes con patología cervical (3) .
Kendall y colaboradores (4) realizaron estudios sobre cómo los cuidados quiroprácticos pueden mejorar este tipo de patologías de origen cervical. Para ello evaluaron personas mayores (65-85 años) con dolor de cuello y mareo. Hay que remarcar que en este tipo de población el desequilibrio es un factor de riesgo importante para las caídas. Los participantes fueron evaluados según los cuestionarios de discapacidad de mareos [DHI] y dolor de cuello (índice de discapacidad del cuello [NDI]) mostrando que los ajustes quiroprácticos mejoran significativamente las puntuaciones tanto de los cuestionarios NDI como de los DHI, disminuyendo por lo tanto el riesgo de sufrir una caída.
Otros estudios realizados en años anteriores como los de Humphreys y colaboradores (5) han comparado la evolución de pacientes con dolor de cuello acompañados o no de mareos bajo atención quiropráctica, reportando al igual que en el estudio de Kendall, mejoras significativas en lo que respecta tanto a dolor como a grado de discapacidad.
Por todo ello, aquellas personas que quieran afrontar problemas relacionados con mareos o desequilibrios han de tener muy presente los cuidados quiroprácticos, ya que demuestran ser eficaces para abordar este tipo de patologías.
Bibliografía:
(1) M. Hölzl, S. Weikert, P. Gabel, N. Topp, H. Orawa, H. Scherer,HNO Zervikopropriozeptive Provokation von horizontalen und vertikalen Nystagmen bei Probanden.. 2008 Oct; 56(10): 1013–1019
(2) Treleaven J, Jull G, Sterling M. Dizziness and unsteadiness following whiplash injury: characteristic features and relationship with cervical joint position error. J Rehabil Med. 2003;35(1):36–43
(3) Wrisley DM, Sparto PJ, Whitney SL, Furman JM. Cervicogenic dizziness: a review of diagnosis and treatment. J Orthop Sports Phys Ther 2000;30:755–66
(4) Kendall JC, French SD, Hartvigsen J, Azari MF. Chiropractic treatment including instrument-assisted manipulation for non-specific dizziness and neck pain in community-dwelling older people: a feasibility randomised sham-controlled trial. Chiropr Man Therap . 2018;26:14.
(5) Humphreys BK, Peterson C. Comparison of outcomes in neck pain patients with and without dizziness undergoing chiropractic treatment: a prospective cohort study with 6 month follow-up. Chiropr Man Therap . 2013;21(1):3.